Allí donde se utilizan plaguicidas, se generan envases vacíos.
Es evidente que ningún país puede solucionar el problema de los recipientes de plaguicidas usados en una sola operación de eliminación, ni aún en una serie de operaciones. Se trata de un problema constante que representa una seria amenaza a la salud pública y al medioambiente.
En muchos países en desarrollo, los bidones vacíos de plaguicidas tienen un valor considerable. A pesar de que es imposible deshacerse de todos los residuos tóxicos de los contenedores de plaguicidas, con frecuencia la gente los utiliza para conservar combustible e incluso alimentos y agua.
Se debe luchar con determinación contra esta peligrosa práctica.
lunes, 26 de abril de 2010
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